La limpieza del suelo de nuestro hogar debe ser impecable, ya que es la superficie más vistosa y con más tránsito.
Para un buen mantenimiento, aspíralo frecuentemente. De esta manera eliminarás el polvo y evitarás que la suciedad, con el roce del calzado, se marque en el pavimento. También puedes usar una mopa atrapa-polvo. Pero la aspiración consigue una limpieza más eficaz y rápida.
Luego se friega el suelo, con menos regularidad y dependiendo del tipo de pavimento, con un producto desinfectante y de agradable olor. El fregado del suelo debes realizarlo de adelante hacía atrás, para no pisar donde ya has limpiado.
Tras fregar el suelo, puedes encerar. El mercado ofrece variedad de ceras diferentes en función del suelo. Se aplican con una mopa. Pero hay que tener en cuenta, que las ceras con cada aplicación se van acumulando y formando capas, por lo que de vez en cuando hay que eliminarlas con un producto a base de amoníaco.
En los zócalos y rincones se acumula el polvo, por ello hay que limpiarlos a fondo. Los rincones donde no llega el aspirador los puedes hacer con un cepillo, y los zócalos con una bayeta humedecida en jabón neutro.
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